Los efectos de la autoexigencia en el cuerpo y cómo liberarlos
La autoexigencia es un tipo de estrés silencioso. No se nombra, no se nota a simple vista, pero desgasta profundamente.
No es sinónimo de fuerza de voluntad, sino una tensión constante por cumplir con estándares internos imposibles.
¿Y cómo se manifiesta en el cuerpo?
- Tensión en la mandíbula o en la zona cervical
- Insomnio por la incapacidad de desconectar
- Cansancio persistente, incluso tras descansar
- Irritabilidad o tristeza sin causa aparente
Es ese “tengo que” incesante, que aparece incluso cuando tu cuerpo está pidiendo parar.
Muchas veces, esta exigencia se disfraza de productividad, responsabilidad o compromiso.
Pero vivir en modo exigencia continua no es sostenible: el cuerpo siempre acaba pasando factura.
El impacto silencioso de la autoexigencia
La presión por hacerlo todo perfecto genera un desgaste emocional profundo. Y lo más peligroso es que se normaliza.
Nos acostumbramos a vivir tensos, agotados, en estado de alerta, como si fuera lo natural.
Pero no lo es.
Liberarte de la exigencia también es avanzar
Desde el Equilibrado PsicoEmocional LGC trabajamos con el origen emocional de esa exigencia interior.
Liberamos creencias, miedos y patrones que alimentan ese perfeccionismo silencioso.
No se trata de demostrar nada a nadie. Estar bien contigo mismo también es una forma de avanzar.
¿Y si empezaras a tratarte con la misma compasión que das a los demás?