No estás rota: descubre cómo regular tu sistema nervioso
Puede que últimamente sientas que todo te supera. Que te cuesta dormir, que te irritas con facilidad o que cualquier cambio te genera ansiedad. Tal vez incluso te preguntas si estás rota, si hay algo en ti que no funciona.
La realidad es otra. No estás rota, estás desregulada.
Y nadie te enseñó cómo funciona tu sistema nervioso.
Tu cuerpo no distingue entre peligro real o imaginario
Cuando atravesamos situaciones difíciles, el sistema nervioso entra en modo “supervivencia”. Es un mecanismo natural de defensa: el cuerpo se activa para protegerte. Pero a veces esa activación se mantiene incluso cuando ya no hay una amenaza real.
Entonces aparecen el insomnio, el agotamiento crónico, la dificultad para pensar con claridad o la incapacidad para relajarte. Tu cuerpo está atrapado en un estado de alerta constante, sin saber cómo salir de él.
No necesitas “ser más fuerte”, sino aprender a regularte
Vivimos en una cultura que nos empuja a rendir más, a exigimos incluso cuando lo que realmente necesitamos es parar. Pero cuando tu sistema nervioso está saturado, no necesitas más exigencia, sino más calma.
Y esa calma no llega a través de la mente, sino a través del cuerpo. Por eso es tan importante incorporar prácticas que envíen señales de seguridad a tu sistema nervioso.
¿Cómo se regula el sistema nervioso?
La regulación no es un proceso mental. Es corporal, profundo y sutil. Existen herramientas muy efectivas que pueden ayudarte a restaurar el equilibrio interno:
El yoga terapéutico es una de ellas. A diferencia del yoga tradicional, se adapta a ti y a tu estado físico y emocional, no al revés. Las posturas suaves, el movimiento consciente y la respiración profunda permiten que tu cuerpo se relaje sin sentirse exigido.
La hipnorespiración consciente y continua es otra práctica poderosa. A través del ritmo respiratorio guiado, el cuerpo recibe la señal de que “todo está bien”, lo que activa el sistema nervioso parasimpático, responsable del descanso, la digestión y la reparación.
Ambas prácticas ayudan a liberar tensiones acumuladas, a calmar la mente y a devolver al cuerpo esa sensación de estar a salvo.
Estás aprendiendo a autorregularte, y eso también es sanar
No estás rota. Estás aprendiendo a entender lo que tu cuerpo necesita. A respetar tus propios ritmos. A no forzarte más.
Eso también es parte del camino de sanación.
En MiCentro te acompañamos en ese proceso de reconexión contigo misma. Desde la escucha, el cuidado y el respeto profundo por tu historia y tus emociones.
Si sientes que algo en ti está sobrepasado, en alerta constante o simplemente agotado… aquí estamos para ayudarte a volver al centro.
Laura G. Del Castillo
Terapeuta Integral | Facilitadora en Resolución de Conflictos Emocionales
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